Los de San Francisco administran un menú de gran carga calórica pero sano y nutritivo. De esas bandas que andando, andando, han venido dejando un reguero de confusión y afición, que les ha terminado colocando en el escaparate festivalero. Resulta dificil quitar el ojo de encima a este crucigrama epiléptico que asoma psycogarajero y termina como una lección de rock abierto y sin adjetivos. Esto no es un sueño. Con todos vosotros... Thee Oh Sees!
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