Se observa desde hace tiempo una vuelta al formato duo. Normalmente guitarra-batería, el efecto acción/reacción/propulsión en su escenificación más efectiva y primigenia. Frecuentemente también gritones, con la vena del cuello encendida, literarios, politicos y hasta mesiánicos. Y aquí regresan los dos Japandroids, con un título casi robado a Mike Scott para un orgulloso himno de demolición. Todo al mismo tiempo. Repartiendo razones.
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